jueves, 26 de junio de 2008

Cerrado por vacaciones

Es tiempo de vacaciones, emocionales y físicas. Ansiadas y necesitadas. Desconexión total y absoluta de la vida que me rodea, de la gente que se ha quedado atrás y de la gente que me espera a la vuelta.

Este es el momento en el que rompes la línea del tiempo para lograr dejar atrás lo que ahí se tiene que quedar y poder así continuar el camino sin lastres que te impidan avanzar.

¡Nos vemos a la vuelta!

sábado, 14 de junio de 2008

El último

El último”, de Murnau, nos cuenta la historia de un anciano portero de un prestigioso hotel de la ciudad de Berlín, orgulloso de su trabajo y uniforme, y respetado por su familia y vecinos.

Un día su superior comprueba que la edad hace que cada vez le resulte más difícil realizar su trabajo con la agilidad de antes, por lo que le sustituye en su puesto por alguien más joven y fuerte degradando al portero a encargado de los lavabos. Profundamente avergonzado de su nueva situación intentará ocultar el hecho a su familia y amistades robando el uniforme para poder asistir con él a la boda de su hija.

En esta película Murnau retrata a la perfección a un hombre anciano, vejado en su trabajo humillado por una sociedad fría y superficial que pisotea su dignidad como ser humano y que favorece la explotación del empleado para el beneficio económico de la empresa en pro del valor de la experiencia, dedicación y valor humano.

El uniforme representa un papel importante en la película. El portero que pierde su uniforme y con él su puesto de trabajo representa la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, quedando relegada a un segundo lugar y humillada por el resto de países.

A un drama como éste le corresponde un final más dramático aún. Sin embargo la UFA le “sugirió” a Murnau que cambiara ese final ya que la gente quería ir al cine para entretenerse y no para ver la realidad que les rodeaba. Así que Murnau añadió a su magnífico final un epílogo en el que, tras justificar ese brusco giro de la historia obligado por la UFA, parodia un final feliz llevándolo a la exageración con una representación sarcástica de la sociedad capitalista en la que lo único que importa es el dinero frente a las personas.

En definitiva, una obra maestra del cine mudo en la que Murnau nos maravilla con sus planos, luces, efectos, compaginándolo todo para dar sentido a su historia; una historia con la que nos hace plantearnos qué es más importante: la persona o el dinero. La respuesta la tenemos todos muy clara pero... ¿la ponemos en práctica?



Paco Ibañez - Me lo decía mi abuelito

Me lo decía mi abuelito, me lo decía mi papá, me lo dijeron muchas veces y lo he olvidado muchas más

jueves, 12 de junio de 2008

Tela de araña

El otro día, junto a unos arbustos, vi una enorme tela de araña. Era tan grande que albergaba en ella a multitud de insectos que habían acudido atraídos por una extraña magia pegajosa. Al acercarse se habían quedado pegados y no podían salir de ahí, pero parecía que tampoco les importaba mucho. Se les veía bien. Me quedé un rato observando esa curiosa comunidad de bichos tan variados. Aleteaban alegres y parecían esperar algo. Deseaban la llegada de su ídolo, aquel que les había atraído allí. Morir devorados por una araña, por aquella araña, sería para ellos el placer último de sus cortas vidas.

Hasta que salió la protagonista, tan ansiada por todos los asistentes. Pero, ¿qué creéis que pasó cuando salió a la luz de entre los arbustos? Que todos los insectos se asustaron. Empezaron a intentar despegar sus débiles patitas pero ya no podían, estaban atrapados. Y es que aquello no era una araña... era un enorme escorpión que había engañado a los pobres insectos que habían acudido allí atraídos por la magia de su veneno. Ellos querían ser devorados por una araña y no por un escorpión. Les habían engañado. Pero era demasiado tarde.

Ya no había marcha atrás. El escorpión iba a zampárselos a todos. Pero la magia era tan fuerte, que los insectos después de forcejear un poco, cayeron rendidos y se dejaron hacer. “Este es nuestro destino. Hemos caído en la tela y ahora tendremos que asumir las consecuencias de nuestro error”.

Triste vida la de estos insectos ¿verdad? Menos mal que nosotros somos seres humanos y no nos pasan estas cosas.




Andrés Calamaro - Sexy y barrigón

martes, 10 de junio de 2008

Mundo loco

El mundo está loco y yo acabo de aprender a reírme de un mundo sin sentido. Si lo vemos bien, es una buena comedia surrealista.

La gente se lanza a las gasolineras y los supermercados como si fuera la guerra y los alimentos y la gasolina escasearan. Tienen que tener su parte antes de que todo se acabe. Rellenan las despensas de comida que se estropeará porque no da tiempo a comerlo todo antes de que caduque o porque es comida que ni siquiera les interesa pero que compran igualmente por si en un momento determinado se les antojan unos pepinillos con mostaza. Rellenan los depósitos de sus coches por si hay que huir y no encuentran un medio. Colas interminables de gente desesperada “¡Mujeres y niños primero!”, “¡Soy demasiado joven para quedarme sin chuletas de cerdo!”, “¡Esto es el Apocalipsis!”.

Los fines de semana cada vez son más surrealistas aunque dado como transcurren las semanas... qué mejor final. Pero muchas veces están emborronados por la extraña ficción del alcohol que nos hace ver el mundo desde una perspectiva algo inclinada. Aunque este capítulo daría para toda una serie completa al más puro estilo de “Juergas de Grey”.

Ahora en los estancos te incitan a fumar chicos guapos regalándote preservativos multiusos (que al parecer ahora sirven también para fundas de móvil... ) o pastillas que pretenden suplir a un plato de lentejas con chorizo, un estofado o una tarta de queso.

Por la calle se pasean perros muertos, arrastrados de la correa por sus dueños (quizá a los vivos los tengan enterrados bajo tierra), y las niñas piden chupa chups en un kiosco de cupones de la once.

Y luego se extrañan de que yo me ría... Sí, es algo extraño, pero tal y cómo está el mundo, creo que debería pasar desapercibido.

A mí, como al Lobo Estepario, se me ha aparecido Mozzart para darme mi condena:

-Ya ha escuchado usted su sentencia. No tendrá más remedio que acostumbrarse a seguir oyendo la música de radio de la vida. Le sentará bien. Tiene usted poquísimo talento, querido y estúpido amigo; pero así, poco a poco, habrá ido comprendiendo ya lo que se exige de usted. Ha de hacerse cargo del humorismo de la vida, del humor patibulario de esta vida. Claro que usted está dispuesto en este mundo a todo menos a lo que se le exige.
[...]
Como si no fuese ya bastante desgracia todo lo que ha hecho usted. Pero con lo patético y con los asesinatos hay que acabar ya. Sea usted razonable por una vez. Usted ha de acostumbrarse a la vida y ha de aprender a reír. Ha de escuchar la maldita música de la radio de este mundo y venerar el espíritu que lleva dentro y reírse de la vida. Listo, otra cosa no se le exige.

Hay que aprender a aceptar el dolor porque nunca te abandona y la vida siempre lo acepta.


Las cosas que nunca se dicen siempre son las más importantes.
"Cosas que nunca te dije" Isabel Coixet.

sábado, 7 de junio de 2008

Trainspotting





¿Acaso nuestra vida es mejor que la suya? ¿Es tan diferente?

¿Para qué elegir la vida? Es la filosofía de Mark Renton (Ewan McGregor), el protagonista de la película. A veces es difícil seguir a la masa y más cuando estás en la situación en la que están él y sus amigos. Sumidos en la mierda (literalmente, como se ve en la foto).

Enganchados a la heroína ven la vida pasar mientras flotan en una nube que de vez en cuando se desvanece para ir corriendo a por otro chute. Sin embargo, Renton se da cuenta de que no puede continuar así eternamente, enganchado en una vida circular, porque “las cosas cambian”, tal como le dice Diane. Y acaban olvidando el placer.

Está basada en la novela “Trainspotting” de Irvine Welsh (quien tiene una breve intervención en la película). El término Trainspotting en el argot escocés significa buscar una vena para inyectarse droga. Y en el término anglosajón se utiliza para referirse a la afición de ver pasar trenes. Básicamente es lo que hacen ellos: inyectarse droga mientras ven pasar los trenes de las oportunidades perdidas, de su “vida”.

Pero ¿acaso nosotros vivimos mejor? ¿acaso nosotros vivimos? En muchos casos pasamos la vida en un estado de semi-inconsciencia o “drogados” con alcohol, telebasura, actividades que nos entretengan y no nos hagan pensar, mientras nuestros trenes van pasando de largo. Tal como nos dice Renton, tenemos drogas socialmente aceptadas como el valium, antidepresivos, paracetamol... o simplemente la televisión. Por lo tanto, “¿para qué elegir la vida?”.

Al final todos nos unimos a la masa y acabamos viviendo tal como la sociedad nos marca, con una hipoteca, un trabajo, un coche, amigos, parejas... Todo consiste en “ir tirando, mirando para adelante hasta el día en que la palmes”.