jueves, 28 de mayo de 2009

Vals con Bashir

En 1982 tuvo lugar la matanza de Sabra y Chatila, en la que miles de refugiados palestinos fueron ejecutados por falangistas cristianos libaneses. Ari Folman (director y protagonista de esta película) cumplía el servicio militar en el ejército israelí en ese momento. Casi treinta años después su cerebro ha bloqueado todo recuerdo de aquella tragedia. Comenzará entonces una investigación a través de viejos amigos, compañeros y testigos que vivieron aquel hecho, para poder descubrir lo que sucedió, a la vez que se va descubriendo a sí mismo.

Olvidamos lo que no queremos recordar, aquellos hechos lo suficientemente dolorosos como para dejar mella en nuestra alma. Pero no podemos cerrar los ojos eternamente y, cuando los volvamos a abrir, nuestros fantasmas no se habrán marchado, seguirán ahí, de pie, esperando, como 26 perros hambrientos persiguiéndonos constantemente. Solo desaparecerán cuando nos enfrentemos a ellos directamente, mirándoles a los ojos.

Ari es consciente de la responsabilidad indirecta que las fuerzas armadas hebreas tuvieron sobre aquel desastre. Se puede comparar la pérdida de memoria de Ari con el hecho de cerrar los ojos ante las injusticias que vemos, para que éstas no nos afecten y no sentirnos culpables. Ojos que no ven, corazón que no siente, dicen, pero es tan culpable aquél que gira la cabeza ante la injusticia como el que la comete. Ari aparta la mirada en dos ocasiones: una cuando sucede la masacre y él, como miembro del ejército israelí no hace nada; y otra cuando, una vez pasado el desastre, su mente bloquea todo recuerdo de lo sucedido.

Esta película es una buena metáfora de la memoria histórica. Casi treinta años después, Ari decide recuperar aquellos hechos que su memoria había olvidado, porque quiere saber la verdad, porque sin memoria no se puede cambiar y se cometen los mismos errores una y otra vez. Ari decide abrir los ojos a la verdad también por respeto a aquellos refugiados palestinos que fueron ejecutados.

Esta película es el primer documental animado de la historia del cine y ya lleva a sus espaldas múltiples premios entre los que se encuentran un Globo de oro a la mejor película de habla no inglesa, Premio César a la mejor película extranjera, y una nominación a los oscar. Nos muestra unas magníficas imágenes surrealistas acompañadas de una banda sonora que hace del conjunto final una auténtica obra maestra. El hecho de realizar este film en animación permite incorporar imágenes oníricas para representar recuerdos subjetivos del autor.



4 comentarios:

LU dijo...

Tengo mucha mucha curiosidad. Vuelvo a esta entrada cuando la vea.

Biquiños

Anónimo dijo...

Me ha molado lo del aceite de pachuli. Me voy a hacer con uno!!

Unknown dijo...

a) No olvidamos, no lo creo.
Yo pienso que bloqueamos.

Y resulta distinto porque, bloqueado e ignorado, aún queda allí.

Olvidado... Pues no.
Aunque, no sé si sea posible del todo olvidar cosas/suceso TAN grandes.


b) Me gusta las analogías e interpretaciones tan certeras que describes.

c) Sobre "memoria histórica", como concepto aún tengo algunas dudas (y ya sé que eso no viene mucho al caso, pero me sale decirlo).

¡Un saludo!

LU dijo...

La he visto este fin de semana y me ha impactado, y encantado. La animación es brillante y toda la historia está muy bien construida. Da pie a muchas reflexiones: sobre la memoria histórica, como tú dices; y también sobre aquello que se nos cuenta como sucedido realmente, siempre con diferentes versiones. Ahora que retransmiten las guerras, lo que no aparece por televisión, no existe.

Y no aprendemos.