miércoles, 7 de octubre de 2009

Cien días...

Fue una noche, con luna nueva. Una noche negra en la que el fuego ardía más de lo habitual. Una noche de soledad acompañada, en la que se comenzaba una batalla contra el reloj. Ella, como al borde de un precipicio, se agarraba a la barra del bar. Temblaba en sus ojos el humo de mil cigarros que fumó con engaños.

Así la encontró... de espaldas a la puerta de salida.

Le contó que llevaba cien días encerrada en aquel bar, buscando la luz al final del túnel, alguien que le guiara para encontrar la salida a su naufragio en un mar de wisky. Le contó sus sueños de un futuro mejor en el que no hiciera falta una defensa porque no habría ataques, en el que la violencia no existiera y la libertad fuera una realidad. Le pidió ayuda de la forma más melódica que encontró.

Besó otra copa llena, él fumó el humo de sus labios y, a cambio, le pidió que se fuera con él, para desafiar al alba y sus asesinos.

Ella sonrió, cansada y perdida. Se dio media vuelta y toda su luz se apagó tras la puerta de un garito donde hombres sin alma la empujarían al precipicio.

Pero solo fueron 101 días encerrada en la negrura de ese bar. Salió a la calle, olvidó pagar, y se marchó guiada por la cuerda que le indicaba la salida de ese oscuro laberinto hacia un mundo mejor en el que lloverían madreselvas, el verano duraría eternamente y ya no habría más asesinos de amaneceres.

Todo esto sucedió, y para recordarlo, ella lo marcó en el calendario como el día en que murió y ascendió a un cielo verde y rojo...




Ismael Serrano - Cien días

2 comentarios:

Carolina dijo...

Cien días y toda una vida
escondida en un bar...
cada vez que oigo esa canción me la imagino tan radiante y triste como solo nosotras sabemos estarlo...

UN abrazo

Thabitha dijo...

Gracias Carolina, aunque no estoy de acuerdo en eso de que solo nosotras sabemos estar radiantes y tristes.
Salud!