jueves, 19 de abril de 2007

Memorias y Olvidos

Hace poco descubrí a un poeta y narrador colombiano que me embaucó con sus versos, de una profundidad sentimental que me tocó muy hondo. Aquí dejo algo para que lo conozcáis y juzguéis por vosotros mismos:
"El día no es la luz, es tiniebla transparente que se viste de negro con las horas, para que las voces del insomnio, traspasen el silencio de la noche, y el quiste del desamor se convierta en un llanto de palabras quebradas, en un clamor del aire. El olvido es amor que se convierte en nada interminable de obsesiones, en lento deshacerse; al final del amor está el olvido y el olvido demora madurándose y las voces que a veces se escuchan a la madrugada, antes de la primera luz, son el eco del silencio angustiado de los seres que olvidan, de los seres que amaron y llevan semanas y meses olvidando. El olvido no es que algo se borre en la memoria, el olvido te ocupa todo el tiempo, a la hora del trabajo o del aseo, cuando comes o rezas no te olvidas de olvidar. Entretanto en la noche, cuando el silencio es la materia más consistente de lo oscuro, se cuelan voces sin dueño, las voces silenciosas de aquellos que agonizan olvidando:
-Voy birlando tus apariciones, eludo los instantes en que sólo a ti te deseo, eres la mía nunca más, nadie repite, no hay regresos, lo sabemos, pero no descanso de olvidarte, me gasto cada noche entera contigo, olvidándote. Tú bien lejos y yo aquí contigo olvidándote, olvidándote.
[...] Cuando el amor acaba todo recuerdo tortura, olvidando se convierten en espinas las dichas del pasado: saber que me amaste es aprender que tu amor envenena; para degradarme hoy, te amé entonces."
Darío Jaramillo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese fruto perplejo,
no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.

Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original
-contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor


Verdades, verdades como puños, y además hermosas y trágicas verdades.

Thabitha dijo...

Bueno, yo creo que el amor debería estar entre la soledad y la nada; no después de la nada. Pero es cierto que quizá, aunque llegue el amor, debemos conservar un poco de nuestra soledad, para no olvidarnos de quienes somos.

Francisco J. Rodríguez dijo...

¡Vaya casualidad!, parece que nos hemos puesto deacuerdo para escribir sobre el olvido... :D

Es realmente impactante el texto que propones hoy, puro romanticismo becqueriano...

me gustó tu blog

¡un saludo!

Thabitha dijo...

Jaja, sí, me hizo gracia leer tu post, precisamente por eso.
Bueno, el romanticismo Becqueriano no es lo mío, pero supongo que este poema es fácil de asociar con él.
Me alegro de que te guste el blog!
Un saludo