Para quienes no conozcan a Kazuo Ishiguro o no hayan leído nada suyo, esta es una buena obra con la que empezar. Un libro de fácil lectura, clasificado como ciencia ficción aunque realmente no trata temas científicos ni se pierde con tecnicismos que puedan aburrir a aquellos a los que no nos va mucho ese género.
El mundo de Hailsham y sus personajes no es más que una excusa para plantear las cuestiones fundamentales de la existencia humana.
Los “pupilos” de Hailsham sufren una contínua manipulación de la información. En el colegio les dan una mezcla de dos informaciones distintas para desviar su atención sobre una de ellas haciendo que olviden la otra. Es la forma en que “te lo dicen pero no te lo dicen”.
Toda la novela está estructurada en tres momentos de la vida que corresponden a las tres partes en que se divide: Hailsham (etapa escolar), Cottages (etapa “universitaria”), cuidadora (etapa adulta, “laboral”).
Durante toda la historia va manteniendo el misterio de forma que tú te enteras de las cosas al mismo tiempo que los personajes.
Toda la historia da una enorme importancia al arte. Se tratan los trabajos artísticos como una expresión que “demuestra que tienen alma” ya que las obras de arte que haces llevan parte de tu alma.
Pero, en mi opinión, el punto fundamental en torno al cual gira toda la historia, además del amor, la amistad y la evolución de la persona, es el eterno dilema sobre el sentido de la vida.
A los “pupilos” de Hailsham, (al igual que a nosotros) se les “engaña para proteger”. “¿Por qué iban a ser felices, de haber sabido lo que les aguardaba luego?” “Nos habríais dicho que nada tiene sentido”. ¿Por qué toda esa preparación artística si nada tiene sentido? Quizá porque ese sea precisamente el sentido: el arte, el alma... Somos iguales que ellos.
Viven en una “burbuja de cristal” que tendrán que abandonar cuando se hagan mayores. Estrecha el mundo amable en el que vive contra su pecho y desea que nunca le abandone. Pero al final sabrán lo que es el mundo, despertarán.
“No hago más que pensar en ese río de no sé qué parte, con unas aguas muy rápidas. Y en esas dos personas que están en medio de ellas, tratando de agarrarse mutuamente, aferrándose con todas sus fuerzas el uno al otro, hasta que al final ya no pueden aguantar más. La corriente es demasiado fuerte. Tienen que soltarse, y se separan, y se los lleva el agua”.
La novela termina con una hermosa metáfora sobre lo que para mí es el destino de la vida:
“Aguardé un poco, y volví al coche, y me alejé en él hacia dondequiera que me estuviera dirigiendo”.
El mundo de Hailsham y sus personajes no es más que una excusa para plantear las cuestiones fundamentales de la existencia humana.
Los “pupilos” de Hailsham sufren una contínua manipulación de la información. En el colegio les dan una mezcla de dos informaciones distintas para desviar su atención sobre una de ellas haciendo que olviden la otra. Es la forma en que “te lo dicen pero no te lo dicen”.
Toda la novela está estructurada en tres momentos de la vida que corresponden a las tres partes en que se divide: Hailsham (etapa escolar), Cottages (etapa “universitaria”), cuidadora (etapa adulta, “laboral”).
Durante toda la historia va manteniendo el misterio de forma que tú te enteras de las cosas al mismo tiempo que los personajes.
Toda la historia da una enorme importancia al arte. Se tratan los trabajos artísticos como una expresión que “demuestra que tienen alma” ya que las obras de arte que haces llevan parte de tu alma.
Pero, en mi opinión, el punto fundamental en torno al cual gira toda la historia, además del amor, la amistad y la evolución de la persona, es el eterno dilema sobre el sentido de la vida.
A los “pupilos” de Hailsham, (al igual que a nosotros) se les “engaña para proteger”. “¿Por qué iban a ser felices, de haber sabido lo que les aguardaba luego?” “Nos habríais dicho que nada tiene sentido”. ¿Por qué toda esa preparación artística si nada tiene sentido? Quizá porque ese sea precisamente el sentido: el arte, el alma... Somos iguales que ellos.
Viven en una “burbuja de cristal” que tendrán que abandonar cuando se hagan mayores. Estrecha el mundo amable en el que vive contra su pecho y desea que nunca le abandone. Pero al final sabrán lo que es el mundo, despertarán.
“No hago más que pensar en ese río de no sé qué parte, con unas aguas muy rápidas. Y en esas dos personas que están en medio de ellas, tratando de agarrarse mutuamente, aferrándose con todas sus fuerzas el uno al otro, hasta que al final ya no pueden aguantar más. La corriente es demasiado fuerte. Tienen que soltarse, y se separan, y se los lleva el agua”.
La novela termina con una hermosa metáfora sobre lo que para mí es el destino de la vida:
“Aguardé un poco, y volví al coche, y me alejé en él hacia dondequiera que me estuviera dirigiendo”.
5 comentarios:
Vaya, un espacio en el que sí existe la libertad de expresión y en el que puede uno opinar acerca de un libro como este no puedo dejarlo pasar así como así.
De acuerdo con casi todo lo expuesto, y añado que la lectura se hace especialmente agradable por la capacidad que tiene el autor para crear un mundo íntimo y personal mediante la protagonista. Un mundo en el que uno se siente cómodo descubriendo los devenires de los personajes y el sentido último de la novela. Aparte, de que es imposible no sentirse idenficado en algún momento con alguno de los hechos que se narran.
En cuanto aquello con lo que discrepo... no creo que nosotros seamos tan afortunados de recibir dos realidades que nos confunden de la verdad. A nosotros solo nos bombardean con una, saturándonos diréctamente, me temo.
Un gran libro, sin duda.
Y en cuanto a este blog... reconfortante encontrar lugares así en un mundo tan descarnado como el que nos ha tocado vivir. Brindo por que siga adelante, por los que disfruten con lo que en él se exponga, y por la Loba Esteparia!
Muchas gracias Ulises y bienvenido.
Te doy la razón en lo de que a nosotros nos bombardean con una única información. Sin embargo a veces también se nos manipula con 2 informaciones para luego poder decirnos "Ah, os lo dijimos, pero no os acordáis".
Me alegro de que te gustara el libro y, por supuesto, de que te guste el blog.
Un saludo!
Hola Thabita:
Tengo una visión un tanto diferente de la extraordinaria novela de Kazuo Ishiguro, una de las mejores que he leído en los últimos años.
Pienso que se trata de una novela de terror. De puro terror. Y te lo explico. No creo que se les engañe a los niños del internado. De hecho, no se sienten engañados y la protagonista va describiendo todo lo que se les dice, con naturalidad. A mí es una novela que me aterroriza por la sencillez con que esas personas se dejan conducir al matadero, con que aceptan que han nacido para ser réplicas de otros seres humanos y están en la tierra como banco vivo de órganos para transplantes de otras personas. Es terrorífico que no se planteen su condición, que no se rebelen, que hayan asumido ese discurso de que triunfan dejándose quitar uno a uno sus órganos. Nadie les impone nada, nadie les persigue, nada les impide escapar. Y no lo hacen. No lo hacen. Da pavor. Una novela sobre la alienación, que puede ser paradigma de muchas alienaciones que tenemos. No hay más que ver cómo aceptamos la guerra (Bush y Aznar incluso dijeron que era algo bueno, y 10 millones de botarates aquí lo jaleaban), el hambre en el mundo, la degradación del planeta, cómo nos dejamos manipular, etecé.
Yo leí la novela y lo pasé francamente mal, a la vez que disfrutaba, claro.
Además, aproveché para leer después "Lo que queda del día", del mismo autor, que la tenía por casa y no le había hincado el ojo. Había visto la película. Me encantó la experiencia, porque refleja una posición filosófica muy parecida a la de la novela futurista: un mundo (el británico de inicios del siglo XX) en el que hay un clasismo brutal y los sirvientes aceptan esa condición sin rebelarse ni plantearse otro papel en la sociedad.
Te recomiendo esa experiencia de la doble lectura.
Y, por cierto, me ha encantado tu blog. Y lo digo yo, que siempre le saco punta a todo. Nos vemos en la red.
Muchas gracias por tu aportación Anónimo. Estoy totalmente de acuerdo con lo que planteas. Da pavor que asuman de esa forma tan tranquila su destino. Sin embargo, no estoy de acuerdo con lo de que no están engañados. Mientras están en Hailsham ninguno de ellos sabe cuál va a ser su verdadero destino. Sólo cuando ya son mayores es cuando lo descubren. Y en ese momento ya están demasiado alienados tras años de "educación" o des-educación en los que les han lavado el cerebro para que asuman su futuro sin oponer resistencia.
Por eso creo que es muy importante el valor que da la novela al arte y a la educación, porque creo que son dos armas con las que se pueden competir las injusticias que vivimos día a día.
Me alegro de que te guste el blog y espero verte más a menudo por aquí. Me apunto tu recomendación.
¡Un saludo!
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