jueves, 12 de junio de 2008

Tela de araña

El otro día, junto a unos arbustos, vi una enorme tela de araña. Era tan grande que albergaba en ella a multitud de insectos que habían acudido atraídos por una extraña magia pegajosa. Al acercarse se habían quedado pegados y no podían salir de ahí, pero parecía que tampoco les importaba mucho. Se les veía bien. Me quedé un rato observando esa curiosa comunidad de bichos tan variados. Aleteaban alegres y parecían esperar algo. Deseaban la llegada de su ídolo, aquel que les había atraído allí. Morir devorados por una araña, por aquella araña, sería para ellos el placer último de sus cortas vidas.

Hasta que salió la protagonista, tan ansiada por todos los asistentes. Pero, ¿qué creéis que pasó cuando salió a la luz de entre los arbustos? Que todos los insectos se asustaron. Empezaron a intentar despegar sus débiles patitas pero ya no podían, estaban atrapados. Y es que aquello no era una araña... era un enorme escorpión que había engañado a los pobres insectos que habían acudido allí atraídos por la magia de su veneno. Ellos querían ser devorados por una araña y no por un escorpión. Les habían engañado. Pero era demasiado tarde.

Ya no había marcha atrás. El escorpión iba a zampárselos a todos. Pero la magia era tan fuerte, que los insectos después de forcejear un poco, cayeron rendidos y se dejaron hacer. “Este es nuestro destino. Hemos caído en la tela y ahora tendremos que asumir las consecuencias de nuestro error”.

Triste vida la de estos insectos ¿verdad? Menos mal que nosotros somos seres humanos y no nos pasan estas cosas.




Andrés Calamaro - Sexy y barrigón

5 comentarios:

Anónimo dijo...

...y sin embargo, te lo tengo que preguntar...¿Qué demonios te echan en el desayuno?

Thabitha dijo...

Bueno, Anónimo. Ante la escasez de alimentos en los supermercados y, como consecuencia, en mi despensa, he tenido sustituir el café por insecticida. ¿Crees que tendrá algo que ver?
Saludos!

Raymunde dijo...

Sí, menos mal que somos seres humanos y que llevamos dentro la fuerza de arrancarnos de las telas pegajosas que se nos presentan por el camino. Está justo al lado del impulso que nos hace tirarnos de cabeza hacia el lecho de los escorpiones que encontramos por allí.

Thabitha dijo...

Sí CAO, a veces nos podemos desprender de las pegajosas telas de araña, pero otras veces no nos diferenciamos tanto de esos insectos atrapados en las garras de escorpiones.
Saludos tse-tse!!

Anónimo dijo...

Y nosotros nos preguntamos, ¿qué es más favorable, que se le coma a uno una araña, o se le coma a uno un escorpión? A los escorpiones uno sabe que se les asusta con el fuego y acaban suicidándose, pero a las arañas, ¿cómo demonios las ahuyentas? algunas veces cuando movemos el bote del insecticida sólo oímos un ruidito que indica que el bote está vacío, en ese momento, tal vez sólo nos quede contarle a la magnífica araña, que una vez de pequeños, escuchamos un cuento en el que la araña era la encargada de hacer los hilos luminosos y mágicos del árbol de navidad, aunque eso sí, ya no creemos en navidades ni en hilos mágicos, sino que se lo pregunten al pobre Minotauro, que hubo de suicidarse, (en contra de lo que se cree, que fue asesinado por Teseo), cuando se vio acechado por el héroe ateniense que había conseguido llegar a él con el hilo que Ariadna le había ofrecido. Tal vez, la solución no esté sino en conocer a escorpiones, arañas, y demás insectos, para saber mirarles a la cara y decirles que aun siendo nosotros también bichitos no vamos a quedarnos con los brazos cruzados esperando unas fauces que se nos engullan.
Un abrazo y un saludo.