Es la última película de July Delpy. Escrita, dirigida y protagonizada por ella y cuenta con la compañía de Daniel Brühl y Adam Goldberg. Con este reparto, no pude evitar verla.
Julye Delpy y Adam Goldberg vuelven de un viaje por Venecia pero antes deciden parar dos días en Paris, donde ella tiene una casa, encima de la de sus padres. Será en ese momento cuando, después de dos años de relación, Goldman empiece a conocer con quién está; o mejor dicho, empiece a conocer el pasado de la persona con la que está. Los celos empezarán a apoderarse de él, desconfiará y comenzarán las dudas.
Es una comedia romántica que la crítica ha puesto bastante mal. He de decir que lo que ponen las críticas es mas o menos cierto, sin embargo no creo que sea algo negativo. En la película se ven claras influencias de Woody Allen y Richard Linklater (Antes del atardecer). Diálogos satíricos sobre norteamericanos y franceses (no se salva ni uno). Con tópicos, claro, toda sátira lleva tópicos; pero bien llevados: franceses como artistas extravagantes, salidos, liberales. Norteamericanos obsesionados con ataques terroristas, hipocondríacos, amantes de la comida rápida, y conservadores. Y taxistas bipolares, empeñados en meterse en la vida de los demás o con claras tendencias racistas.
Julye Delpy y Adam Goldberg vuelven de un viaje por Venecia pero antes deciden parar dos días en Paris, donde ella tiene una casa, encima de la de sus padres. Será en ese momento cuando, después de dos años de relación, Goldman empiece a conocer con quién está; o mejor dicho, empiece a conocer el pasado de la persona con la que está. Los celos empezarán a apoderarse de él, desconfiará y comenzarán las dudas.
Es una comedia romántica que la crítica ha puesto bastante mal. He de decir que lo que ponen las críticas es mas o menos cierto, sin embargo no creo que sea algo negativo. En la película se ven claras influencias de Woody Allen y Richard Linklater (Antes del atardecer). Diálogos satíricos sobre norteamericanos y franceses (no se salva ni uno). Con tópicos, claro, toda sátira lleva tópicos; pero bien llevados: franceses como artistas extravagantes, salidos, liberales. Norteamericanos obsesionados con ataques terroristas, hipocondríacos, amantes de la comida rápida, y conservadores. Y taxistas bipolares, empeñados en meterse en la vida de los demás o con claras tendencias racistas.
Además, durante la película destacan los problemas de incomunicación de la pareja, tratados también de forma metafórica en las dificultades de idioma. La marginación que sufre Adam Goldberg en la película es un buen ejemplo de cómo muchas veces a la gente que nos rodea no le importa que no entiendas lo que están diciendo, no se molestarán en explicártelo, simplemente te echarán a un lado y seguirán hablando.
Trata un humor irónico, nada facilón y que, personalmente, me encanta. Pero lo más destacable es la intervención de Daniel Brühl a modo de “ángel salvador” y boicoteador de antros de comida rápida (recordando sus tiempos de ‘Los Edukadores’).
1 comentario:
Recientemente he tenido oportunidad de ver esta película. Me había fijado en ella tras ver los comentarios en tu blog. Debo decir que coincido plenamente contigo. Los personajes llevados a los extremos, las situaciones surrealistas, los diálogos, y como no, ese extraño con ganas de escucharnos al que todos nos hemos agarrado alguna vez en nuestra vida.
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