jueves, 9 de abril de 2009

Caos Calmo


Pietro es un ejecutivo de éxito en una televisión. Pero un día su esposa muere mientras él está salvando a otra mujer en la playa, junto con su hermano. A partir de entonces su vida cambia radicalmente.

Se repliega sobre sí mismo encerrándose en el pequeño paraíso que es para él el parque enfrente del colegio de su hija. Caos calmo será el sentimiento que domine su corazón a partir de ese momento.

El temor a que vuelva a pasar algo y no estar con su hija, hace que no se quiera alejar de ella ni siquiera cuando está en el colegio. Así crea su pequeño universo en torno al bar que hay frente a la ventana de su clase, la chica que saca a pasear a su perro llamado Niebla, el niño que cada día espera el sonido de su coche al abrirse para saludar... Sus amigos acuden a ese banco a intentar ayudarle. Sin embargo, al entrar en el círculo de su paraíso caen rendidos a la calma de Pietro y acaban contándole sus problemas.

Pietro afronta su vida caótica de repente, con una extraña calma y despreocupación. Abandona su trabajo y su vida para pasar las horas sentado en un banco esperando a que su hija salga del colegio. Ése se convierte en el único sentido de su vida. Y en un intento desesperado de dar algo de orden a la vida que le rodea, pasa las horas mentalizando listas (compañías aéreas en las que he viajado, cosas que no sabía de mi esposa, casas en las que he vivido...).

Nanni Moretti, el protagonista de esta película, dirigió en 2001 La habitación del hijo. Otra película en la que trata el duelo de una familia ante la muerte de su hijo. En este caso será la muerte de la madre, pero los paralelismos entre uno y otro personajes son claramente visibles.





3 comentarios:

troyana dijo...

Thabitha,de Nanni Moretti he visto otras( Caro diario y Abril),ésta no,parece interesante.;)

Thabitha dijo...

Troyana: yo solo he visto ésta y La habitación del hijo. Y de momento me quedo con Caos calmo.
Saludos!

Unknown dijo...

En realidad, al que todos toman por loco, es el más cuerdo. Y por eso van a hablar con él, para desahogarse y, con suerte, recibir un consejo.

Y un abrazo, claro. Deberíamos abrazarnos más.

FRANK