Como era previsible, no encontré nada de lo que buscaba en la Feria del Libro, donde parece que predominan los Best Sellers. Sin embargo, sí encontré dos libros que sumé a mi librería: “Vivir adrede” de Mario Benedetti, y “Los objetos nos llaman” de Juan José Millás. Dejo aquí un fragmento de un cuento del libro de Millás, que ha conseguido cautivarme. Espero que a vosotros también os guste...
La muerta
"Cierto día, un compañero de colegio señaló en la calle a una mujer, diciéndome:
-Mírala, está muerta.
A mí me parecía imposible que una difunta se moviera con aquella naturalidad entre la gente. De hecho, sabía que era mentira, pero resultaba excitante creérselo, así que le seguí el juego. Mi amigo me aseguró que era capaz de distinguir a una mujer muerta entre mil mujeres vivas.
-¿Pero en qué lo notas?
-En nada en concreto y en todo a la vez. Si te fijas, van envueltas como en una burbuja de paredes invisibles. Cuando seas capaz de percibir esa burbuja, aprenderás a distinguirlas.
A los pocos días de esta conversación, iba dando patadas a las piedras por mi calle, cuando vi a una mujer dentro de la burbuja. La burbuja la puse yo seguramente, pero la mujer era completamente real. La seguí con disimulo hasta la Avenida de América, y luego por Francisco Silvela, hasta llegar a una ferretería en la que entró para salir al poco del brazo de un sujeto muy alto, con bigote a lo Clark Gable. El hombre estaba vivo, desde luego, y no trataba a la mujer como a un cadáver. Al contrario, se acercaba a su cuerpo cuanto le era posible, desplazando la pared de la burbuja hacia el otro lado, y le besaba el cuello a través de esa membrana que parecía no detectar. Entraron en un bar que hacía esquina con la calle Méjico y se comieron un bocadillo de calamares cada uno. Cuando ella alargaba el brazo para tomar de la barra el vaso de cerveza, sacaba la mano de la burbuja sin romperla, del mismo modo que algunos objetos son capaces de penetrar en una pompa de jabón.
Comencé a centrar mi atención en él. Parecía el prototipo de individuo mundano que por entonces yo mismo aspiraba a ser. Una persona con clase, pensaba ingenuamente, debe moverse con la misma naturalidad entre los muertos y los vivos. Aquel hombre actuaba con una soltura increíble y sabía en qué momento tenía que abrocharse o desabrocharse el botón de la chaqueta o pasarse el dedo índice por el extremo del bigote, como para recoger, más que una miga de pan, un pensamiento. Al salir del bar, él la tomó de la cintura y la atrajo hacia sí con tal violencia que la sacó sin darse cuenta de la burbuja. Entonces abandoné la persecución con la idea romántica de que el amor consiste en rescatar al otro de la muerte, y decidí esperar mi oportunidad.”
La muerta
"Cierto día, un compañero de colegio señaló en la calle a una mujer, diciéndome:
-Mírala, está muerta.
A mí me parecía imposible que una difunta se moviera con aquella naturalidad entre la gente. De hecho, sabía que era mentira, pero resultaba excitante creérselo, así que le seguí el juego. Mi amigo me aseguró que era capaz de distinguir a una mujer muerta entre mil mujeres vivas.
-¿Pero en qué lo notas?
-En nada en concreto y en todo a la vez. Si te fijas, van envueltas como en una burbuja de paredes invisibles. Cuando seas capaz de percibir esa burbuja, aprenderás a distinguirlas.
A los pocos días de esta conversación, iba dando patadas a las piedras por mi calle, cuando vi a una mujer dentro de la burbuja. La burbuja la puse yo seguramente, pero la mujer era completamente real. La seguí con disimulo hasta la Avenida de América, y luego por Francisco Silvela, hasta llegar a una ferretería en la que entró para salir al poco del brazo de un sujeto muy alto, con bigote a lo Clark Gable. El hombre estaba vivo, desde luego, y no trataba a la mujer como a un cadáver. Al contrario, se acercaba a su cuerpo cuanto le era posible, desplazando la pared de la burbuja hacia el otro lado, y le besaba el cuello a través de esa membrana que parecía no detectar. Entraron en un bar que hacía esquina con la calle Méjico y se comieron un bocadillo de calamares cada uno. Cuando ella alargaba el brazo para tomar de la barra el vaso de cerveza, sacaba la mano de la burbuja sin romperla, del mismo modo que algunos objetos son capaces de penetrar en una pompa de jabón.
Comencé a centrar mi atención en él. Parecía el prototipo de individuo mundano que por entonces yo mismo aspiraba a ser. Una persona con clase, pensaba ingenuamente, debe moverse con la misma naturalidad entre los muertos y los vivos. Aquel hombre actuaba con una soltura increíble y sabía en qué momento tenía que abrocharse o desabrocharse el botón de la chaqueta o pasarse el dedo índice por el extremo del bigote, como para recoger, más que una miga de pan, un pensamiento. Al salir del bar, él la tomó de la cintura y la atrajo hacia sí con tal violencia que la sacó sin darse cuenta de la burbuja. Entonces abandoné la persecución con la idea romántica de que el amor consiste en rescatar al otro de la muerte, y decidí esperar mi oportunidad.”
El cuento continúa, pero yo prefiero dejarlo aquí. El que esté interesado en seguir, ya sabe lo que tiene que hacer.
5 comentarios:
Pues ahí están dos de mis predilectos. Benedetti para mi es como un bálsamo, lo leo y de inmediato me siento como en una nube, flotando. Y de Millás, aunque este libro no lo he leído, pero seguro que en caerá.
En la tartaruga he hablado de Millás:
que inauguró mi sección literaria:
http://tartarugamxica.blogspot.com/2007/11/juan-jos-mills.html
El mundo, el primer libro que comenté:
http://tartarugamxica.blogspot.com/2007/11/libro-el-mundo-juan-jos-mills.html
y Laura y Julio:
http://tartarugamxica.blogspot.com/2008/11/laura-y-julio-juan-jos-mills.html
Y de Benedetti, Vivir adrede:
http://tartarugamxica.blogspot.com/2008/03/vivir-adrede-mario-benedetti.html
Tarde lluviosa para quedarse en casa a leer, pero va a ser que no puedo. Una pena.
Biquiños
Dama: veo que tienes buen gusto jaja. Echaré un vistazo a tus post conforme los vaya leyendo.
Biquiños!
Precioso el cuento. Buscaré el libro.
Por cierto, he acabado de leer "el ladrón de chicles", que lo compré al ller un post tuyo en este blog hace tiempo. Me ha gustado.
Gracias.
Te estás convirtiendo en mi "critica" favorita.
JOSU.
Gracias Josu! Qué bien que mis recomendaciones gusten. Eso quiere decir que tienes buen gusto ;)
Saludos!!
Benedetti me gusta, y es un gusto que comparto con mi fla. Por cierto, que bueno el fragmento del cuento, sólo espero poder encontrar el libro, si no vivire con la duda.
Jova
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