Emir Kusturica (1954) es un director de cine y músico de nacionalidad serbia, nacido en Sarajevo.
Tras la polémica causada con su película "Underground", Kusturica decidió dejar el cine. Sin embargo, unos años después nos sorprende con "Gato negro, gato blanco", película con la que gana el León de Plata a la mejor dirección en el Festival de cine de Venecia, en 1998.
A esta película se la considera continuación de "Tiempo de gitanos" (1988), una historia que se adentra en la cultura gitana y la explotación de sus jóvenes.
"Gato negro, gato blanco" es una extravagante comedia en la que dos ancianos padrinos de la mafia se ven enfrentados por sus dos inútiles hijos, pagando las consecuencias los pobres nietos. Matko, el hijo de Zarije, se alía con Dadan, un desequilibrado cocainómano capo de los gangsters gitanos, para asaltar un tren. Pero fracasará y para pagar su deuda con Dadan, aceptará casar a sus hijos.
En esta película, Kusturica realiza una metáfora sobre la situación del país después de la guerra: denuncia los pactos contranatura, critica a las generaciones intermedias, que cometieron atrocidades durante la guerra; y muestra a los jóvenes como la generación que sufre las consecuencias de los actos de sus ancestros, y tienen que huir del país si no quieren ser arrastrados.
Tras la polémica causada con su película "Underground", Kusturica decidió dejar el cine. Sin embargo, unos años después nos sorprende con "Gato negro, gato blanco", película con la que gana el León de Plata a la mejor dirección en el Festival de cine de Venecia, en 1998.
A esta película se la considera continuación de "Tiempo de gitanos" (1988), una historia que se adentra en la cultura gitana y la explotación de sus jóvenes.
"Gato negro, gato blanco" es una extravagante comedia en la que dos ancianos padrinos de la mafia se ven enfrentados por sus dos inútiles hijos, pagando las consecuencias los pobres nietos. Matko, el hijo de Zarije, se alía con Dadan, un desequilibrado cocainómano capo de los gangsters gitanos, para asaltar un tren. Pero fracasará y para pagar su deuda con Dadan, aceptará casar a sus hijos.
En esta película, Kusturica realiza una metáfora sobre la situación del país después de la guerra: denuncia los pactos contranatura, critica a las generaciones intermedias, que cometieron atrocidades durante la guerra; y muestra a los jóvenes como la generación que sufre las consecuencias de los actos de sus ancestros, y tienen que huir del país si no quieren ser arrastrados.
Todo esto nos lo narra de una forma muy peculiar, en un universo surrealista y gitano al cien por cien, donde un cerdo se come lentamente un coche, los vecinos se lían a tiros, un patriarca que va en una silla de ruedas de lo más extravagante y sobrecargada y, como no, la cabra.
1 comentario:
Debe de ser interesante comprobar un punto de vista más sobre lo que precedió a este conflicto que desgarró los balcanes hace tan poco, tan cerca de nuestra propia casa. Se conoce la versión de albaneses, de serbios, de croatas... pero el punto de vista gitano sobre lo que les ha quedado, eso sigue siendo incógnita. Y si además está tintado de surrealismo, mejor que mejor.
Un saludo
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