El Marat-Sade de ayer en el Teatro Gayarre es una obra de Peter Weiss, versión de Alfonso Sastre y dirección de Andrés Lima. Una coproducción del Centro Dramático Nacional y Animalario.
En el reparto destacan: Roberto Álamo, Luis Bermejo, Alfonso Blanco, Luis Calero, Pedro Casablanc, Lola Casamayor, Javier Gil Valle (Javivi), Virginia Nölting, Paco Ochoa, Nathalie Poza, Tomás Pozzi, Pepe Quero, Miguel Rellán, María Alfonsa Rosso, Alberto San Juan y Cecilia Solaguren. Acompañados de una orquesta formada por: Inma Crespo, Miguel Malla, Aurora Martínez y Miguel Paladín.
Es la "persecución y asesinato de Marat representado por el grupo teatral de la casa de salud de Charenton bajo la dirección del Señor de Sade".
Para la realización de esta obra, la compañía realizó un taller de investigación previo, en el que realizaban una serie de visitas al Sanatorio Esquerdo y a un centro penitenciario de mujeres.
En esta obra, el mundo está representado por un manicomio en el que "los locos reflexionan sobre la vida, la revolución, sus problemas y su necesidad. Todo es teatro. El único problema es: ¿son de fiar estos locos? ¿No se les irá de las manos? Se dice que los niños y los locos dicen la verdad. Confiemos en ellos, pues se la dicen al pueblo, es decir, al público que también está loco".
Una de las monitoras del psiquiátrico nos explica al comenzar la obra que la revista European Neuropsicopharmacology ha publicado un estudio según el cual, aproximadamente un 51% de la población europea ha padecido una enfermedad mental en los últimos 12 meses. "La mitad más uno de cada cien europeos estamos locos. En términos políticos esto querría decir una mayoría absoluta." "¿Qué hay que curar: al ciudadano o la ciudad?".
¿Quién está realmente loco en esta obra? ¿Aquellos que defienden la libertad, la igualdad y la fraternidad, los que luchan por la Revolución, o los médicos y monjas del sanatorio que frenan las libertades de los internos?
Sus once últimos años de vida, el Marqués de Sade los pasó en el manicomio de Charenton. Ahí organizaba espectáculos públicos con los internos. Ésta obra representa uno de esos espectáculos, el del asesinato de Marat. Sade dirige a los internos en una obra que utiliza como excusa para dialogar con Marat y mantener así una discusión acerca de la Revolución. Una obra llena de contradicciones: Marat-Sade, razón-sentimientos, pueblo-individuo, política-sexo, Revolución-copulación, Brecht (teatro épico)-Artaud (teatro de la crueldad). Contradicciones que intentan hacer que el espectador reflexione. No ofrecen una respuesta sino que plantean preguntas, con un final abierto ("Vivir con nuestras contradicciones y no imponérselas a nadie es ser un revolucionario y posiblemente un humanista"). Dos opiniones distintas, la de un Sade que no cree en nada, salvo en sí mismo ("Mi vida consiste en mis fantasmas. La Revolución no me interesa ya"), y la de un Marat que solo cree en la Revolución ("La Revolución soy yo"). Marat nos propone volvernos "al revés como los guantes y mirar, mirar con ojos nuevos todo", olvidando lo que hasta entonces nos han enseñado:
Marat.-
¿Durante cuánto tiempo nos han dicho que los monarcas eran papás buenos a la sombra de los cuales vivíamos en paz y nos cantaban sus hazañas poetas mercenarios y los buenos padres de familia ponían todo su corazón en enseñar esta lección a su progenie? Y los niños empollaban esta lección y la creían como se cree aquello que machaconamente se os dice día a día, y los curas os decían también: Nuestra misericordia abarca a todos los hombres sin distinción ningún príncipe, ninguna frontera nos separa, somos un solo pueblo, somos hermanos todos. Y los curas eran testigos de la injusticia y se callaban y proclamaban: Nuestro reino no es de este mundo, este mundo no es más que un lugar de peregrinaje, tengamos el espíritu de la dulzura y la paciencia. Y se embolsaban así los últimos céntimos que tenían los que no tenían nada y se lo pasaban de maravilla rodeados de dineros y se atracaban y bebían en compañía de los príncipes y a los que tenían hambre les decían: Sufrid, sufrid como Él sufrió en la cruz porque lo quiere Dios. Y aquello que os machacan todos los días se acaba por creerlo de modo que los muertos de hambre se contentaban con la imagen del crucificado, del torturado, del ensangrentado y adoraban la imagen de su angustia y los curas decían: Elevad vuestras manos hacia el cielo y soportad en silencio vuestro mal y rogad a Dios por vuestros verdugos porque vuestras únicas armas son la bendición y la plegaria si queréis tener un día un puesto en el paraíso. Así los mantenían en su ignorancia por miedo a que se rebelaran contra sus amos, contra los que reinaban sobre ellos so pretexto de Dios y de su Cielo.
Reviven el asesinato de Marat con el fin de mostrarnos hasta qué punto las cosas siguen siendo iguales. Es una obra de actualidad "cuando tanta violencia estalla en el mundo, tanto dolor habita en él, y las sociedades humanas están siendo fábricas de locura". Y paralelamente, el manicomio también representa su propia Revolución, saltándose las normas y atando a la doctora.
Roux.-
Nosotros exigimos que se abran los graneros para aliviar el hambre. Nosotros exigimos que talleres y fábricas pasen a ser de nuestro pueblo. Nosotros exigimos la movilización inmediata de todo ciudadano para ponerle fin a esta maldita guerra que sirve de tapadera a la especulación y que excita toda sed de conquista vituperablemente. Nosotros exigimos que los que desencadenaron esta guerra soporten directamente los gastos que comporta. De una vez por todas es preciso que hasta la simple idea de una guerra o de un ejército glorioso sea borrada del espíritu. Ni en una ni otra parte, se cubre alguien de gloria. En una y otra parte sólo hay como un terror fanatizado y un único deseo: no pudrirse debajo de la tierra sino andar por encima sin piernas de madera, a ser posible.
1 comentario:
Por supuesto, me quedo con Sade ;)
Que comentario tan trabajado y tan bien documentado. Así da gusto perderse por la red de redes. Un Notable para este blog, una vez más.
Un saludo ;)
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