Cyrano de Bergerac narra la historia de un hombre feo, enamorado de su prima Rosana. Su físico y el amor que su prima siente por el joven y guapo soldado Cristián, le impide tener el valor para declararse por miedo a ser rechazado. Ayudará entonces a Cristián dándole las palabras que le faltan para enamorar a Rosana y de esa forma, Cyrano encuentra en el joven la manera de expresar a su amada todo lo que lleva dentro.
Con el tiempo, Rosana acabará enamorándose del alma de Cristián llegando al punto de no importarle si es feo o hermoso, si tiene la cara deforme o el rostro de un ángel. Pero lo que no sabe es que, de quien realmente está enamorada es de Cyrano, de su alma y de su voz. Llegado a este punto nos preguntamos, ¿de qué nos enamoramos realmente? ¿de un físico hermoso o de un alma llena?
Desgraciadamente estamos demasiado condicionados por la sociedad en la que vivimos y es inevitable que un buen físico nos llame la atención. ¿Pero es eso realmente lo que nos llena? ¿Somos capaces de enamorarnos de alguien únicamente por su interior?
Yo soy de las que piensan que el “alma” de una persona, lo que lleva dentro, lo que te aporta y te llena, puede hacer atractivo incluso al más feo. Y además... ¿quién puede resistirse a la mirada de ese Cyrano enamorado y orgulloso? Es capaz de partirle el corazón a cualquiera de los que estábamos sentados en el Teatro Gayarre el sábado por la noche. Un hombre valiente, sin miedo (aparentemente), noble y de principios claros. Y que solamente con una pizca de ilusión, es capaz de enfrentarse a 100 hombres y a todos los que le echen encima.
Magnífica actuación de José Pedro Carrión y Lucía Quintana, bajo la dirección de John Strasberg para completar un sábado algo “ñoño”. Cómo contener la emoción ante frases como “me enamoro de un hombre y le pierdo dos veces”.
Con el tiempo, Rosana acabará enamorándose del alma de Cristián llegando al punto de no importarle si es feo o hermoso, si tiene la cara deforme o el rostro de un ángel. Pero lo que no sabe es que, de quien realmente está enamorada es de Cyrano, de su alma y de su voz. Llegado a este punto nos preguntamos, ¿de qué nos enamoramos realmente? ¿de un físico hermoso o de un alma llena?
Desgraciadamente estamos demasiado condicionados por la sociedad en la que vivimos y es inevitable que un buen físico nos llame la atención. ¿Pero es eso realmente lo que nos llena? ¿Somos capaces de enamorarnos de alguien únicamente por su interior?
Yo soy de las que piensan que el “alma” de una persona, lo que lleva dentro, lo que te aporta y te llena, puede hacer atractivo incluso al más feo. Y además... ¿quién puede resistirse a la mirada de ese Cyrano enamorado y orgulloso? Es capaz de partirle el corazón a cualquiera de los que estábamos sentados en el Teatro Gayarre el sábado por la noche. Un hombre valiente, sin miedo (aparentemente), noble y de principios claros. Y que solamente con una pizca de ilusión, es capaz de enfrentarse a 100 hombres y a todos los que le echen encima.
Magnífica actuación de José Pedro Carrión y Lucía Quintana, bajo la dirección de John Strasberg para completar un sábado algo “ñoño”. Cómo contener la emoción ante frases como “me enamoro de un hombre y le pierdo dos veces”.