En esta película Woody Allen nos presenta unos personajes tipo con los que nos muestra diferentes formas del amor y de actuar. Actúa como un titiritero que maneja a las personas a su antojo poniéndoles en situaciones diversas para ver su comportamiento. A esta coctelera le añades mucha risa y ya tienes a Vicky, Cristina, Barcelona.
Nos presenta a los personajes desde el principio, con una breve descripción de cada uno para ponernos en situación de lo que les espera. Y a partir de ahí, a reír. Tenemos una Scarlett Johansson (Cristina) pasional, impulsiva, que no concibe el amor sin sufrimiento. “Eterna inconformista” que busca lo que quiere, sin saber qué es (aunque sí lo que no es, algo es algo). Rebecca Hall (Vicky) en cambio es una mujer más clásica. Busca la estabilidad, el compromiso, lo “socialmente establecido”, o eso cree... A una persona racional como ella le lanzas algo de fuego pasional y ya tenemos el conflicto: razón versus corazón. ¿A cuál le hará caso? Luego está Javier Bardem (José Antonio) nuestro latin lover internacional. Un artista bohemio, puro fuego y corazón atormentado, que no se corta en invitar a las dos chicas (desconocidas en ese momento) a enseñarles Oviedo y montarse un menage a trois (el chico va con la verdad por delante, eso no lo podemos negar). Y entonces aparece en escena Penélope Cruz (María Elena), psicológica y emocionalmente inestable (una forma políticamente correcta de decir que está como una regadera). Pasión llevada al extremo más enfermizo. Ex-mujer de Bardem, ambos intentan averiguar por qué lo que era un amor tan perfecto fallaba en el pequeño punto de querer matarse. Tienen una relación de ni contigo ni sin ti. Hasta que aparece Cristina, el elemento que les da estabilidad. Y ahora que por fin han conseguido el amor pleno, no pueden estropearlo, así que tenemos un amor en forma de trío, donde cada uno completa la relación con su grano de arena.
Y luego muchos elementos más, un pijo aburrido, un matrimonio fracasado por hacer más caso a la razón que al corazón, ciudades románticas, mucho arte y mucho, mucho vino para dormir a la razón.
Destaco la interpretación de Pe, quien me dejó gratamente sorprendida. Está claro que lo suyo es hacer de loca desquiciada... En cuanto a Scarlett Johansson, en su línea, pobre en cuanto interpretación y sobrada en morritos y poses. Rebeca Hall mucho mejor, aunque su personaje se va quedando algo pobre conforme avanza la película. Y Javier Bardem, como siempre, fuerte, lleno de pasión y tormento, con ese gesto despreocupado de “sé que os vuelvo locas, así que si queréis acostaros conmigo, genial, y sino, allá vosotras. Puedo conseguir a quien quiera, pero os cedo el favor”. Un papel que tiene más que ensayado. Aunque conforme evoluciona el personaje, vemos el por qué de esa actitud inicial y cómo en realidad, es un hombre que no busca el amor porque sabe cuál es su amor verdadero y que nunca nadie podrá superarlo.
Ésta es una película, en mi opinión, recomendable. Y el que no se identifique con alguna de las formas de amor que aquí se presentan, es que no ha estado enamorado... Es un auténtico estudio del ser humano, del amor y de sus comportamientos. Y ahora decidme ¿con cuál de las diferentes formas os identificáis vosotros?