Vivimos en un mundo de “perdidos”. Hipnotizados por emociones prefabricadas, somos incapaces de ver la realidad que se presenta ante nuestros ojos. Necesitamos estímulos falsificados para sentirnos vivos. Y no nos damos cuenta de que la vida la llevamos dentro. De que nosotros, única y exclusivamente, somos responsables de nuestras emociones y de nuestra proyección de ellas en el mundo.
El mundo que nos rodea está lleno de prisas, estrés, ‘ya’, ‘ahora’, ‘tarde’, que nos impiden ver las cosas tal y como son, la realidad tal y como se presenta a nuestros ojos. La vemos infectada por las prisas, por el desorden y por el caos que nos rodea.
Somos esos cavernícolas platónicos que solo son capaces de ver las sombras… ¿No sería mucho más sencillo darnos la vuelta y mirar directamente a la figura original, sin mal interpretaciones, sin malentendidos, sin influencia de los estímulos externos que nos puedan infectar la visión verdadera de las cosas?
Y mientras tanto, yo me canso de repetirme una y otra vez… en un intento frustrado de ser entendida.
“Apresúrate despacio, amor mío, que la noche
El mundo que nos rodea está lleno de prisas, estrés, ‘ya’, ‘ahora’, ‘tarde’, que nos impiden ver las cosas tal y como son, la realidad tal y como se presenta a nuestros ojos. La vemos infectada por las prisas, por el desorden y por el caos que nos rodea.
Somos esos cavernícolas platónicos que solo son capaces de ver las sombras… ¿No sería mucho más sencillo darnos la vuelta y mirar directamente a la figura original, sin mal interpretaciones, sin malentendidos, sin influencia de los estímulos externos que nos puedan infectar la visión verdadera de las cosas?
Y mientras tanto, yo me canso de repetirme una y otra vez… en un intento frustrado de ser entendida.
“Apresúrate despacio, amor mío, que la noche
reclama nuestra presencia. Es la calma y sus acordes
hoy el lujo imprescindible que nos arrebata el mundo,
los recuerdos olvidados, música callada de estos días de luto.”
Ismael Serrano
Ismael Serrano