viernes, 30 de octubre de 2009

Confianza

Trust, de Hal Hartley

miércoles, 28 de octubre de 2009

La tortura no es arte ni cultura


Estos días tengo que estar leyendo la polémica que se teje en torno a la entrega de la medalla al mérito en las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordoñez entre el mundo del toreo. Sin embargo, no escucho nada acerca de por qué se le tiene que dar una medalla dirigida a la creación artística a un matador que, lejos de crear, destruye.

Tengo que seguir viendo cómo se defiende la tortura de animales como cultura de este país de salvajes. Si, como dice la
Ministra de “incultura” la señora Gonzalez-Sinde, la cultura es “embajadora" de los valores de la sociedad española, ¡qué vergüenza! Y repito, qué vergüenza que nuestros valores consistan en matar animales de forma cruel y sangrienta. ¿Esa es la "creación artística" que quiere favorecer, señor monarca?


sábado, 24 de octubre de 2009

Los amantes



Los amantes - Magritte

Igualdades diferentes


El otro día me explicaban cómo la mujer debe saber conseguir del hombre lo que quiere sin que éste se dé cuenta. La mujer debe dejarse hacer, que le cedan el asiento, que le cojan la chaqueta, que le paguen la cuenta, que le abran la puerta... y a cambio solo se le pide que sea una puta en la cama. Pálida me quedé (no sé si de ira o de incredulidad) cuando me dijeron que “la mujer debe ser una señora en la calle, una mujer en casa y una puta en la cama”.

No me gusta que se hablen de las diferencias entre hombres y mujeres. Pero menos aún si lo que se va a decir es semejante sarta de estupideces. Porque si el mundo funciona así, yo elijo vivir mi vida sola.

Explícame, porque sigo sin entenderlo, por qué yo no puedo abrirle la puerta a un hombre o acercarle un asiento... De la misma manera que se lo hago a una mujer, se lo haré a un hombre, porque yo no veo diferencias, veo seres humanos, personas (que no animales) que se rigen por el respeto y la educación, sean hombres o mujeres lo mismo da.




VAST - Free

martes, 20 de octubre de 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

Space Oddity

Llamando a la torre de control. Algo está fallando. La nave se queda sin combustible y nuestro destino cada vez se aleja más de nosotros. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Deberíamos habernos asegurado antes de que teníamos combustible suficiente para el largo viaje que nos esperaba. Ahora estamos perdidos, en medio del espacio...

... Llamando a la torre de control...

Cuanto más lejos estamos el uno del otro en este espacio sin gravedad, más nos vamos distanciando, hasta perdernos de vista... La Tierra se ve minúscula en la distancia. Algo falla... No podremos aguantar mucho más así. Dame la mano para que no nos alejemos más. Si estamos cerca el uno del otro crearemos una fuerza de atracción. Pero si nos alejamos... estaremos perdidos.

Torre de control... por favor, llamando a torre de control.



David Bowie - Space Oddity

miércoles, 7 de octubre de 2009

Cien días...

Fue una noche, con luna nueva. Una noche negra en la que el fuego ardía más de lo habitual. Una noche de soledad acompañada, en la que se comenzaba una batalla contra el reloj. Ella, como al borde de un precipicio, se agarraba a la barra del bar. Temblaba en sus ojos el humo de mil cigarros que fumó con engaños.

Así la encontró... de espaldas a la puerta de salida.

Le contó que llevaba cien días encerrada en aquel bar, buscando la luz al final del túnel, alguien que le guiara para encontrar la salida a su naufragio en un mar de wisky. Le contó sus sueños de un futuro mejor en el que no hiciera falta una defensa porque no habría ataques, en el que la violencia no existiera y la libertad fuera una realidad. Le pidió ayuda de la forma más melódica que encontró.

Besó otra copa llena, él fumó el humo de sus labios y, a cambio, le pidió que se fuera con él, para desafiar al alba y sus asesinos.

Ella sonrió, cansada y perdida. Se dio media vuelta y toda su luz se apagó tras la puerta de un garito donde hombres sin alma la empujarían al precipicio.

Pero solo fueron 101 días encerrada en la negrura de ese bar. Salió a la calle, olvidó pagar, y se marchó guiada por la cuerda que le indicaba la salida de ese oscuro laberinto hacia un mundo mejor en el que lloverían madreselvas, el verano duraría eternamente y ya no habría más asesinos de amaneceres.

Todo esto sucedió, y para recordarlo, ella lo marcó en el calendario como el día en que murió y ascendió a un cielo verde y rojo...




Ismael Serrano - Cien días

martes, 6 de octubre de 2009

Vidas

Como una intrusa observo por una mirilla vidas ajenas que me impregnan de sensaciones diversas.

Una mujer friega los restos de la cena antes de retirarse al descanso el fin de una semana como tantas otras. Unos pisos más arriba, en una rendija que deja la cortina, una cabeza de mujer se inclina hacia atrás soltando una carcajada. La cortina se corre del todo para dejar ver únicamente dos sombras que se funden con un abrazo en una sola. La luz se apaga e, inmediatamente después, se enciende otra en el cuarto de al lado. Los dos amantes se dejan llevar por el placer de la noche.

Y por otra mirilla te observo a ti... y una ola de frío invade mi alma. Siento como te alejas. Te veo en otras vidas, ajenas a las mías. Sintiendo sin mí, viviendo sin mí... No me mientas, pero dime la verdad, no te quedes callado, no levantes la voz... No me pidas perdón.

Andrés Calamaro - Flaca