domingo, 17 de junio de 2007

Chove en Santiago

Aquí deixo un pedazo da miña terra e do meu corazón.


Chove en Santiago, Luar na Lubre

Sin esperanza, con convencimiento



Otro tiempo vendrá distinto a éste.
Y alguien dirá:
"Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas".

Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero.


Ángel González, 1961

domingo, 10 de junio de 2007

Caballos Salvajes

Caballos Salvajes es una película de Marcelo Piñeyro, con Hector Alterio y Leonardo Sbaraglia a la cabeza del reparto y con Andrés Calamaro como música de fondo.

Un hombre de 70 años entra un día en un banco y le entrega a un joven de 23 años un papel mientras se apunta al cuello con una pistola. “El dilema es simple: me devuelven lo que me estafaron o me mato aquí y ahora. Porque esta misma empresa, hace 18 años, cuando se llamaba Banco Alcázar pero tenía idéntico directorio, recibió un depósito que utilizó, malversó y nunca devolvió. Tengo 70 años y no me importa morir. Me deben 15344 dólares. Me los devuelven o se hacen cargo de mi cadáver y después mandan a limpiar la alfombra”.

Este será el comienzo de la nueva vida de Pedro, el joven banquero que se ofrece a ser el escudo de José, un anciano anarquista, para salvarle. Abrirá los ojos al mundo, a un mundo que desconoce.

“No estoy hablando de política. Hablo del mundo en el que estás viviendo. Los países se vacían, se rematan. Hay corporaciones que se reparten el mapa con la gente dentro. Ese Pérez puede ser un correo de la droga, pero también puede ser un funcionario privatizador [...] Todo el sistema funciona así, no sólo el narcotráfico”.

Pero abrir los ojos a ese mundo es doloroso. Muchos deciden cerrarlos de nuevo, seguir con sus vidas y aquí no ha pasado nada. (“Me importa un carajo si el sistema está corrupto. Era mi vida la que estaba viviendo. Y era una buena vida hasta que apareciste”). Pero unos pocos, “caballos salvajes” o “indomables”, una vez que los abren, ya no pueden volver a cerrarlos. Dejarán de mirar al frente, para mirar a su alrededor y elegir el camino a seguir.

“Ahora nadie te va a marcar el paso. Nadie te va a señalar el camino. Vas a poder elegir. Sos libre”.

En la vida hay dos opciones: vivirla al máximo sintiéndote plenamente vivo; o vivir estando muerto, sin querer a nada ni a nadie. Esta película es un canto a la vida y al amor a los demás. Y un canto a la libertad, a poder elegir el camino que quieras, la opción que prefieras.

Aunque, desgraciadamente, es demasiado utópica e irreal. Pero una buena metáfora de la vida, de las relaciones entre las personas, de los seres queridos que te enseñan y luego desaparecen para que sigas tú solo el camino que elijas, de cómo los medios de comunicación pueden manipular nuestra opinión y nuestra percepción de las cosas, vendiéndonos ideas, y de cómo la gente necesita algo o alguien que les abra los ojos; en este caso, Pedro y José, “los indomables”, los “caballos salvajes” que no miran solo al frente ni el camino que les marcan.

viernes, 8 de junio de 2007

C.R.A.Z.Y.

C.R.A.Z.Y. es la historia de un hijo, el cuarto de cinco hermanos, que intenta recuperar a su padre. Un relato sobre el amor, la religión y las relaciones humanas (familiares especialmente), narrada de forma trágico-cómica.

El director Jean Marc Vallée nos cuenta la historia de 1960 a 1980 narrada por un niño que se va haciendo adolescente entre canciones de Pink Floyd, porros a escondidas y flirteos. Un chico que se va descubriendo conforme va creciendo y, a la vez, se va alejando del padre.

Es la eterna disputa entre hijos y padres. Cuando no somos lo que quieren que seamos piensan que se han equivocado, que algo han hecho mal. Pero no piensan que quizá nuestra elección es tan válida como la suya. Les contradecimos y por eso está mal.

A partir de entonces, nos pasamos toda nuestra vida intentando conseguir que se sientan orgullosos de nosotros. Es una lucha constante. Al igual que el protagonista, Zachary, que no descansará hasta conseguir recuperar de nuevo a su padre.

Hay guiños de la película que me recuerdan a mi infancia. ¿Nunca habéis formulado deseos como “si el semáforo se pone en verde ahora mismo es que aprobaré el examen”? El protagonista se plantea estos retos, primero rezándole a Dios (“Si haces que no se den cuenta prometo que no faltaré a ninguna misa”). Pero tras varias veces de no ser escuchado, renuncia a la religión y pasa a plantearse los retos de otra manera: “Simplemente me curaría si lograba atravesar la tormenta”. Su gran deseo es dejar de ser homosexual para ganarse otra vez el amor de su padre. Con el tiempo aprenderá que no todo lo que su padre desea para él es lo correcto.

La integración social comienza por aceptarte a ti mismo. Pero sin el apoyo de los que nos rodean, la pelea es más dura de lo que debiera.
Crazy - Willie Nelson with Diana Krall & Elvis Costelo




miércoles, 6 de junio de 2007

Basta ya!

Un día quise ser ingenua y creer en una tregua que hoy se ha roto. Quiero seguir siendo ingenua y pensar que algún día esto acabará. Necesito creerlo.

Pero nosotros también tenemos que hacer algo. Estoy harta de escuchar que saliendo a la calle no vamos a conseguir nada. Estoy harta de escuchar quejas sin movernos del sofá. Tienen que ver que no les tenemos miedo y que con violencia no van a llegar a ninguna parte.

Frente a sus armas nosotros tenemos la voz.

¡Basta ya!

domingo, 3 de junio de 2007

Marat - Sade


El Marat-Sade de ayer en el Teatro Gayarre es una obra de Peter Weiss, versión de Alfonso Sastre y dirección de Andrés Lima. Una coproducción del Centro Dramático Nacional y Animalario.

En el reparto destacan: Roberto Álamo, Luis Bermejo, Alfonso Blanco, Luis Calero, Pedro Casablanc, Lola Casamayor, Javier Gil Valle (Javivi), Virginia Nölting, Paco Ochoa, Nathalie Poza, Tomás Pozzi, Pepe Quero, Miguel Rellán, María Alfonsa Rosso, Alberto San Juan y Cecilia Solaguren. Acompañados de una orquesta formada por: Inma Crespo, Miguel Malla, Aurora Martínez y Miguel Paladín.

Es la "persecución y asesinato de Marat representado por el grupo teatral de la casa de salud de Charenton bajo la dirección del Señor de Sade".

Para la realización de esta obra, la compañía realizó un taller de investigación previo, en el que realizaban una serie de visitas al Sanatorio Esquerdo y a un centro penitenciario de mujeres.

En esta obra, el mundo está representado por un manicomio en el que "los locos reflexionan sobre la vida, la revolución, sus problemas y su necesidad. Todo es teatro. El único problema es: ¿son de fiar estos locos? ¿No se les irá de las manos? Se dice que los niños y los locos dicen la verdad. Confiemos en ellos, pues se la dicen al pueblo, es decir, al público que también está loco".

Una de las monitoras del psiquiátrico nos explica al comenzar la obra que la revista European Neuropsicopharmacology ha publicado un estudio según el cual, aproximadamente un 51% de la población europea ha padecido una enfermedad mental en los últimos 12 meses. "La mitad más uno de cada cien europeos estamos locos. En términos políticos esto querría decir una mayoría absoluta." "¿Qué hay que curar: al ciudadano o la ciudad?".

¿Quién está realmente loco en esta obra? ¿Aquellos que defienden la libertad, la igualdad y la fraternidad, los que luchan por la Revolución, o los médicos y monjas del sanatorio que frenan las libertades de los internos?

Sus once últimos años de vida, el Marqués de Sade los pasó en el manicomio de Charenton. Ahí organizaba espectáculos públicos con los internos. Ésta obra representa uno de esos espectáculos, el del asesinato de Marat. Sade dirige a los internos en una obra que utiliza como excusa para dialogar con Marat y mantener así una discusión acerca de la Revolución. Una obra llena de contradicciones: Marat-Sade, razón-sentimientos, pueblo-individuo, política-sexo, Revolución-copulación, Brecht (teatro épico)-Artaud (teatro de la crueldad). Contradicciones que intentan hacer que el espectador reflexione. No ofrecen una respuesta sino que plantean preguntas, con un final abierto ("Vivir con nuestras contradicciones y no imponérselas a nadie es ser un revolucionario y posiblemente un humanista"). Dos opiniones distintas, la de un Sade que no cree en nada, salvo en sí mismo ("Mi vida consiste en mis fantasmas. La Revolución no me interesa ya"), y la de un Marat que solo cree en la Revolución ("La Revolución soy yo"). Marat nos propone volvernos "al revés como los guantes y mirar, mirar con ojos nuevos todo", olvidando lo que hasta entonces nos han enseñado:

Marat.-
¿Durante cuánto tiempo nos han dicho que los monarcas eran papás buenos a la sombra de los cuales vivíamos en paz y nos cantaban sus hazañas poetas mercenarios y los buenos padres de familia ponían todo su corazón en enseñar esta lección a su progenie? Y los niños empollaban esta lección y la creían como se cree aquello que machaconamente se os dice día a día, y los curas os decían también: Nuestra misericordia abarca a todos los hombres sin distinción ningún príncipe, ninguna frontera nos separa, somos un solo pueblo, somos hermanos todos. Y los curas eran testigos de la injusticia y se callaban y proclamaban: Nuestro reino no es de este mundo, este mundo no es más que un lugar de peregrinaje, tengamos el espíritu de la dulzura y la paciencia. Y se embolsaban así los últimos céntimos que tenían los que no tenían nada y se lo pasaban de maravilla rodeados de dineros y se atracaban y bebían en compañía de los príncipes y a los que tenían hambre les decían: Sufrid, sufrid como Él sufrió en la cruz porque lo quiere Dios. Y aquello que os machacan todos los días se acaba por creerlo de modo que los muertos de hambre se contentaban con la imagen del crucificado, del torturado, del ensangrentado y adoraban la imagen de su angustia y los curas decían: Elevad vuestras manos hacia el cielo y soportad en silencio vuestro mal y rogad a Dios por vuestros verdugos porque vuestras únicas armas son la bendición y la plegaria si queréis tener un día un puesto en el paraíso. Así los mantenían en su ignorancia por miedo a que se rebelaran contra sus amos, contra los que reinaban sobre ellos so pretexto de Dios y de su Cielo.

Reviven el asesinato de Marat con el fin de mostrarnos hasta qué punto las cosas siguen siendo iguales. Es una obra de actualidad "cuando tanta violencia estalla en el mundo, tanto dolor habita en él, y las sociedades humanas están siendo fábricas de locura". Y paralelamente, el manicomio también representa su propia Revolución, saltándose las normas y atando a la doctora.

Roux.-
Nosotros exigimos que se abran los graneros para aliviar el hambre. Nosotros exigimos que talleres y fábricas pasen a ser de nuestro pueblo. Nosotros exigimos la movilización inmediata de todo ciudadano para ponerle fin a esta maldita guerra que sirve de tapadera a la especulación y que excita toda sed de conquista vituperablemente. Nosotros exigimos que los que desencadenaron esta guerra soporten directamente los gastos que comporta. De una vez por todas es preciso que hasta la simple idea de una guerra o de un ejército glorioso sea borrada del espíritu. Ni en una ni otra parte, se cubre alguien de gloria. En una y otra parte sólo hay como un terror fanatizado y un único deseo: no pudrirse debajo de la tierra sino andar por encima sin piernas de madera, a ser posible.

sábado, 2 de junio de 2007

Binta y la gran idea



Es un poco largo, pero recomiendo que veáis el vídeo antes de leer este post. Merece la pena verlo porque es realmente hermoso. Una lástima que se quedara sin el Oscar.

http://www.youtube.com/watch?v=6T7PmiYzN38

“Binta y la gran idea” es un cortometraje muy peculiar sobre la imagen que algunas personas tienen de los occidentales. Forma parte del vídeo “En el mundo a cada rato”, formado por 5 cortometrajes que abordan las cinco prioridades de UNICEF.

Éste en concreto, dirigido por Javier Fesser y ambientado en una aldea al sur de Senegal, trata principalmente dos ideas:
1. El derecho tanto de niños como de niñas a una educación así como a la igualdad entre ellos;
2. y el desarrollo

La base fundamental para el desarrollo está en la educación. Sólo de esta forma se puede conseguir una generación preparada para desempeñar diversos oficios así como la tolerancia, respeto y cultura.

Sin embargo hay personas que piensan que la clave del desarrollo está en imitar a los “países desarrollados”, en adquirir poder, grandes tecnologías y dinero.

“Y toda esa riqueza les permite tener las armas para luchar contra el miedo a perder su riqueza. Mira Francia por ejemplo. Tiene la bomba atómica. Más progreso no se puede tener.”
Tenemos dinero (algunos), tenemos comodidades, tenemos tecnología... ¿y la solidaridad?

“gracias a la increíble cantidad de peces que son capaces de coger, obtienen tantos beneficios que ya no necesitan preocuparse los unos de los otros”.

En este cortometraje se respira solidaridad en cada uno de los personajes. Es muy interesante como utilizan el teatro para educar a la gente. A través de la representación teatral que hacen pretenden que el padre de Soda se dé cuenta de su error y cambie de opinión. Arte como forma de educar.

La historia está narrada por una niña de 7 años, lo que nos hace ver que los niños son el futuro. En sus manos está el conseguir un progreso en el que no falte la solidaridad y la igualdad. Por ello todos los niños y niñas deben ir al colegio, recibir una educación y tener las mismas oportunidades. Solo así lograremos “salvar la humanidad”. Ellos nos pueden salvar.

En definitiva, creo que nos dan mil vueltas y, ojala me adoptaran a mí.

“Por todo ello y comprendiendo que si seguimos el camino que el primer mundo nos marca, correremos el riesgo de que los hijos de nuestros hijos se queden sin peces, sin árboles, sin aire, y que el afán de acumular bienes, nos lleve a perder el sentimiento de solidaridad y que el miedo a perder las riquezas acumuladas nos lleve a destruirnos entre nosotros”.