“En picado" es una novela escrita por Nick Hornby, el autor de libros como “Alta Fidelidad” o “Fiebre en las gradas” entre otras tantas.
Está escrito en primera persona del singular por cada uno de los personajes. Sus diferentes puntos de vista, sentimientos y formas de hablar. Todos ellos se encuentran en lo alto del Toppers’ House en nochevieja con la intención de suicidarse.
Martín es un presentador de televisión que ha perdido a su mujer, sus hijas y su empleo tras haberse acostado con una quinceañera, con la consecuente condena de cárcel (“No tenía suficientes pros, y montones de motivos para saltar”).
Maureen es una mujer que ha dedicado toda su vida a cuidar de su hijo Matty, discapacitado (“Por favor conviérteme en una persona que quiere vivir, en ese tipo de persona que quizá está un poco chiflada. Una persona que pudiera decir: ‘Tengo derecho a algo más que esto. No a mucho más; sólo a algo que me hubiera bastado, en lugar de sólo a algo que no me basta. Porque por eso estoy aquí arriba: porque no ha habido nada que bastara para impedirme hacerlo’”).
Jess es una niña de 18 años, de buena familia aunque no lo parece por su forma de vestir, hablar y vivir (“Podías haber aparecido en esa fiesta como la persona más feliz de Londres, y a las doce y cinco te habrían entrado unas increíbles ganas de tirarte de la azotea del edificio. Y yo no era la persona más feliz de Londres. Obviamente”).
Y JJ es un pizzero americano y músico fracasado. El grupo en el que tocaba se disolvió y su novia le dejó. Así que de una tacada perdió el grupo, a su mejor amigo y a su novia, quedándose sólo, en un país que no es el suyo y trabajando como repartidor de pizzas (“Les conté a un par de personas lo de aquella noche, y lo raro del caso es que no les extrañó demasiado la parte del suicidio, pero sí la de las pizzas. A la mayoría de la gente le cabe en la cabeza el suicidio supongo [...] Querer morir parece una parte de estar vivo”).
Al encontrarse todos en lo alto del Toppers’ House descubrirán que realmente no quieren suicidarse, sino tener a alguien que esté como ellos para poder ayudarse y así salvarse.
Poco a poco irán aplazando la fecha final, formarán un grupo inseparable con la idea de apoyarse y afrontarán juntos nuevos conflictos. Sus vidas girarán y, aunque no mejoren, al menos han encontrado la forma de ir sobreviviendo (“[...] ha habido montones de veces en mi vida en que no he podido evitar que Matty me ocupase los sesenta minutos de una hora. No tenía otra cosa en que pensar. Últimamente tengo más cosas en la cabeza, gracias a los del grupo, y a las cosas que les han pasado en la vida”). Y es que “hasta en los malos momentos hay cosas que te hacen sentirte vivo”.
Todo esto está tratado con ese humor sarcástico y negro que caracteriza a las novelas de Nick Hornby. Un humor que, por cierto, me encanta..
El libro termina con una comparación de la vida con una noria: gira y gira y ellos se siguen poniendo plazos para que la noria siga girando (“¿Qué tal si nos damos otros seis meses, entonces? ¿Y vemos cómo nos va?”). Son personas que intentan sobrevivir.
Está escrito en primera persona del singular por cada uno de los personajes. Sus diferentes puntos de vista, sentimientos y formas de hablar. Todos ellos se encuentran en lo alto del Toppers’ House en nochevieja con la intención de suicidarse.
Martín es un presentador de televisión que ha perdido a su mujer, sus hijas y su empleo tras haberse acostado con una quinceañera, con la consecuente condena de cárcel (“No tenía suficientes pros, y montones de motivos para saltar”).
Maureen es una mujer que ha dedicado toda su vida a cuidar de su hijo Matty, discapacitado (“Por favor conviérteme en una persona que quiere vivir, en ese tipo de persona que quizá está un poco chiflada. Una persona que pudiera decir: ‘Tengo derecho a algo más que esto. No a mucho más; sólo a algo que me hubiera bastado, en lugar de sólo a algo que no me basta. Porque por eso estoy aquí arriba: porque no ha habido nada que bastara para impedirme hacerlo’”).
Jess es una niña de 18 años, de buena familia aunque no lo parece por su forma de vestir, hablar y vivir (“Podías haber aparecido en esa fiesta como la persona más feliz de Londres, y a las doce y cinco te habrían entrado unas increíbles ganas de tirarte de la azotea del edificio. Y yo no era la persona más feliz de Londres. Obviamente”).
Y JJ es un pizzero americano y músico fracasado. El grupo en el que tocaba se disolvió y su novia le dejó. Así que de una tacada perdió el grupo, a su mejor amigo y a su novia, quedándose sólo, en un país que no es el suyo y trabajando como repartidor de pizzas (“Les conté a un par de personas lo de aquella noche, y lo raro del caso es que no les extrañó demasiado la parte del suicidio, pero sí la de las pizzas. A la mayoría de la gente le cabe en la cabeza el suicidio supongo [...] Querer morir parece una parte de estar vivo”).
Al encontrarse todos en lo alto del Toppers’ House descubrirán que realmente no quieren suicidarse, sino tener a alguien que esté como ellos para poder ayudarse y así salvarse.
Poco a poco irán aplazando la fecha final, formarán un grupo inseparable con la idea de apoyarse y afrontarán juntos nuevos conflictos. Sus vidas girarán y, aunque no mejoren, al menos han encontrado la forma de ir sobreviviendo (“[...] ha habido montones de veces en mi vida en que no he podido evitar que Matty me ocupase los sesenta minutos de una hora. No tenía otra cosa en que pensar. Últimamente tengo más cosas en la cabeza, gracias a los del grupo, y a las cosas que les han pasado en la vida”). Y es que “hasta en los malos momentos hay cosas que te hacen sentirte vivo”.
Todo esto está tratado con ese humor sarcástico y negro que caracteriza a las novelas de Nick Hornby. Un humor que, por cierto, me encanta..
El libro termina con una comparación de la vida con una noria: gira y gira y ellos se siguen poniendo plazos para que la noria siga girando (“¿Qué tal si nos damos otros seis meses, entonces? ¿Y vemos cómo nos va?”). Son personas que intentan sobrevivir.
“Nos quedamos mirando la gran noria durante largo rato, tratando de averiguarlo. No parecía moverse, pero seguro que se movía. Supongo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario