Este lunes comenzó en el Gayarre el ciclo de Pequeñas Obras de Nuevos Autores, un ciclo en el que se representan obras seleccionadas de un concurso de textos teatrales organizado por el propio Teatro Gayarre.
Las obras encargadas de abrir este ciclo fueron ‘Café solo café' de Pablo Salaberri y ‘Cuota Líquida’ de Víctor Iriarte. Como la primera no puede verla entera, me dedicaré a comentar solamente la segunda, que es la que pude ver de principio a fin.
Víctor Iriarte nos expone en esta obra una comedia en la que la religión y el funcionariado se funden en uno, con un humor algo ácido a veces y muy ágil.
El limbo ha dejado de existir y todas las almas que están por el limbo han de ser reconducidas bien al infierno o bien al cielo. Para ello, un funcionario se encarga de presentar las declaraciones en las que la cuota líquida debe ser negativa para que el resultado sea positivo para la persona.
De esta forma, se nos expone una imagen de la religión algo absurda, (que no teatro del absurdo) en la que los pecados pueden ser manipulados para parecer virtudes y así jugar en tu beneficio. La religión como una creación humana y, por tanto, sometida a todo tipo de trucos humanos. Así mismo, se aprovecha la obra para hacer una crítica al funcionariado y su sistema burocrático que todos hemos tenido que sufrir alguna que otra vez. Una burocracia tan absurda como este juicio en el que una peregrinación a Javier puede jugar en tu favor dependiendo de la forma en que lo declares.
Un Juicio Final en la era de la informática, donde Dios es el ordenador ya que, como dice el personaje “yo no digo nada, lo dice el ordenador”. El ordenador lo sabe todo... ¿Hacienda será Dios...? Quién sabe! Pero si así es, debemos saber que pronto nos tocará a nosotros el Juicio Final!
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