De pequeña siempre temí al monstruo que habitaba bajo mi cama. Nunca se dejaba ver, pero yo sabía que existía y se alimentaba de motas de polvo, por eso siempre estaba tan limpio el suelo.
Luego fui creciendo, y los miedos también. Poco a poco he logrado superar algunos de ellos y ahora bajo mi cama solo hay polvo. He empezado por los más pequeños. Pero ahora sé que, con tiempo y fuerzas, lograré superar también los grandes.
Ilustración sacada del libro Una pesadilla en mi armario, de Mercer Mayer
4 comentarios:
¿Un halo de optimismo vital al fin?
Querido Cornelio, yo nunca he sido pesimista, sino realista. Así que dejémoslo en que mi realidad me ha descubierto que el tiempo mata todos los miedos.
Salud
Ay!a mí me gusta verlos como desafíos,y creo que además no mueren nunca,algunos se vencen pero luego aparecen otros con los que no contabas,y así es la vida,una sucesión de pruebas superables que requiere mucho ímpetu y mucho ánimo,porque también está esa sensación inenarrable cuando has superado un miedo y te invade por completo la satisfacción.
bss
Troyana: en este cuento, el niño vence a Pesadilla y ambos se hacen amigos y se meten en la cama. Entonces aparece un tercer monstruo, pero ahora el niño está en compañía de pesadilla y dos son más fuertes que uno solo.
Venciendo miedos consigues fuerzas y valor para enfrentarte a otros miedos. Es un gran cuento. Qué lástima que lo haya descubierto tan tarde ;)
Besos!
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