jueves, 31 de enero de 2008

Las alas del deseo


Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.

Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito,
frecuentemente se sentaba en cuclillas,
y echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y no soy vos?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol es tan solo un sueño?
Lo que veo oigo y huelo, ¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad es mala?
¿Cómo es posible que yo, el que yo soy,
no fuera antes de existir;
y que un día yo, el que yo soy,
ya no seré más éste que soy?

Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, los porotos,
el arroz con leche y el coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.

Cuando el niño era niño,
despertó una vez en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, con suerte, solo en ocasiones.
Imaginaba claramente un paraíso
y ahora apenas puede intuirlo.
Nada podía pensar de la nada,
y ahora se estremece ante a ella.

Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes
sólo cuando esas cosas son su trabajo.

Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y hoy sigue siendo así.
Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras
y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.
En cada montaña ansiabala montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y aún sigue siendo así.
En la copa de un árbol cortaba las cerezas
emocionado como aún lo sigue estando.
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol,
y ésta aún sigue ahí, vibrando.

Peter Hanke

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, somos niños, pero algunos han olvidado las preguntas y se creen "mayores".
qué narices es un poroto? ji ji

Thabitha dijo...

Poroto: judía (planta papilionácea).
Algunos ¿han olvidado las preguntas o simplemente se han cansado de buscar respuesta?
De todas formas... ¿qué clase de niño se pregunta "Lo que veo oigo y huelo, ¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?"? Creo que yo no me lo pregunté hasta que conocí a Platón!
Saludos!

Anónimo dijo...

ah, conociste a Plantón? que suerte. Yo lo intenté, pero él no vino; creo que ya le habían dado el pase hacia la estigia (en primera clase,oiga)
y qué tipo de niño se pregunta si soy yo o soy vos? estará en otro hemisferio el jodido niño!

las preguntas son cansancio, ya lo decían los enemigos de lo ajeno.

Raymunde dijo...

Hola, queridos:

Tengo aquí una cita que me parece viene al caso. Para variar un poco, es de los "Diarios" de Ionesco:

"Existe la edad de oro: es la edad de la infancia, de la ignorancia; en cuanto uno sabe que se va a morir, la infancia ha terminado. Como ya he dicho, la infancia terminó para mí muy pronto. Se es, pues, adulto a los siete años. Después creo que la mayor parte de los seres humanos olvidan lo que han comprendido, vuelven a hallar otra especie de infancia que puede perpetuarse, para algunos, toda la vida; para muy pocos. No es una verdadera infancia, es una especie de olvido. Los deseos y las preocupaciones están allí, impidiéndoos el acceso a la verdad fundamental."